La muerte: sapiens vs neandertal

Spread the love
  1. Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible, lo incomprensible, es saberse inmortal.
  2. la muerte, según Dios, no existe. La muerte es un desplazamiento dentro de la vida. Llamar «muerte» a ese desplazamiento implica carecer de sentido del humor. La biología no tiene sentido del humor. La evolución se produce por un mecanismo que se llama «selección natural» de los que viven más, porque la biología aprende de los aciertos, no de los errores. La biología no aprende de los que viven menos. La selección natural elige a los individuos con mayor capacidad de supervivencia, que normalmente son los que tienen más hijos. Quédate con esto: la selección natural va de los individuos, no de la especie.
  3. Yo me declaro epicúreo . No hay que temer a la muerte, porque cuando tú estás no está ella y cuando está ella no estás tú. El siguiente de la cadena, entre mis héroes, es Lucrecio, para quien no somos más que átomos en un movimiento producto del azar. Los átomos se combinan al azar y dan lugar, sin ninguna lógica ni sentido, a la realidad que contemplamos. El materialismo de Lucrecio es fundamental para la ciencia moderna. Richard Feynman, ya en el siglo XX, dice lo mismo con la diferencia de que para él los átomos se combinan siguiendo determinadas leyes, que son las leyes de la materia.
  4. Ciertas corrientes de animalismo, ciertas corrientes de ecologismo, además de la archifamosa hipótesis Gaia, según la cual la Tierra es un superorganismo, son formas de aferrarse al pensamiento mágico para sobrellevar la angustia de la falta de sentido de la existencia. Pero no hay resquicio alguno para la esperanza, Millás: hemos surgido por azar en un universo indiferente, un universo que ni siquiera es cruel u hostil. Es mucho peor que eso: es indiferente…La ausencia de sentido no significa que haya que renunciar a practicar el bien. Mira, el epicureísmo fue muy malinterpretado, como si se tratara de una forma de hedonismo. Epicuro era muy sobrio. Lo que decía es que no hay animismo, que no hay nada fuera de un baile de átomos, que no puedes buscar consuelo en un gran proyecto al que pertenecer. Ese baile de átomos,demuestra que la—sigue sin desfallecer Arsuaga— muerte no existe. Lo curioso es que existan los cadáveres. El individuo muere, claro que muere, desde que somos multicelulares. No muere, se transforma, se recicla, Lo que muere es la autoconsciencia.
  5. ¿Por qué unas especies mueren a una edad y otras a otra? ¿Quién la programa y por qué? Por el bien de la especie. Para el darwinismo no existe el bien de la especie. Para el darwinismo solo cuentan los intereses del individuo. La selección natural sigue al economista escocés Adam Smith: la mano invisible del mercado. Es al revés. Es Smith el que plagia a la selección natural. Como prefieras, aunque Smith es anterior a Darwin. La cuestión es que la idea del bien de la especie la tenemos metida en el cerebro porque la hemos oído cien veces. Todos los dramas de la naturaleza se han explicado siempre por el bien de la especie. Yo llamo a eso «el discurso Félix Rodríguez de la Fuente», porque se limitaba a seguir un razonamiento que en su época parecía evidente. Pero a la evolución ¿qué hostia le importa el bien de la especie? A la gente bienintencionada como tú, sí, pero a la evolución le importa un comino. En otras palabras, para la muerte y para el sexo, de momento, hay la misma respuesta: ni idea.
  6. Darwin ha tenido la oposición de todos los progres de la historia. Se le reprochaba su pertenencia a la sociedad victoriana, en la que se supone que la competencia de la economía de mercado estaba bien vista, lo mismo que la industrialización y, si me apuras, el colonialismo. Se puede montar todo un tinglado teórico para demostrar que Darwin era un hijo de puta. Pero no lo era. Era antiesclavista, estaba en contra del colonialismo y de la vivisección, que consiste en experimentar con animales vivos. Vivía de forma muy austera en un pueblo. Es cualquier cosa menos un victoriano capitalista. No te digo que no hubiera asumido inconscientemente los valores de su época y que estos no influyeran de algún modo en sus teorías científicas…Yo soy partidario de juzgar las teorías científicas por su valor científico. Conviene que no se contaminen de las ideologías. La tabla periódica es la misma en Corea del Norte que en Corea del Sur, es universal, y la ciencia ha de aspirar a la universalidad. El sodio tiene un catión con una valencia en la China comunista y en los Estados Unidos de América…. Tenemos un problema con la búsqueda de la belleza y necesitamos encontrar belleza en la muerte. Si morimos para dejar paso a los otros, por el bien de la especie o por cualquier otra tontería new age, nos quedamos más tranquilos. Pero te lo voy a decir tan claro como pueda: la selección natural es la muerte, es la muerte matando niños. Aún más: la selección natural es la mortalidad infantil.
  7. Lo sencillo es deducir que te mueres para que tus hijos se queden con tu piso. Eso se entiende porque es intuitivo. Pero la ciencia, te lo he dicho mil veces, es antiintuitiva. Lo difícil de explicar es que la muerte beneficie al muerto.
  8. Ya hemos dicho en otras ocasiones que cada especie posee su longevidad, como si estuviera programada. La del pulpo es de dos o tres años. Primero pierde esa piel tan maravillosa que tiene y luego se cae a trozos. Ahí sí tenemos un caso de decrepitud. Pero en la naturaleza solo hay plenitud o muerte. Dura tan poco que no se le puede llamar vejez. Es casi un suicidio. Mueren enseguida, una vez que han protegido los huevos fecundados en su cubil durante un mes (o varios) hasta que hacen eclosión y las crías se dispersan. Semélparas: las especies que mueren en el momento de reproducirse recibaen el nombre de semélparas. Sémele, una de las muchas amantes de Zeus.
  9. Pero tú crees que las cosas suceden por algo —insiste Arsuaga, empeñado en expulsarme de su club—, y eso es incompatible con el epicureísmo. Te decepcionaré siempre, por algo no soy más que un pobre neandertal. Y no niego que todo sean átomos chocando al azar. Digo que esa creencia no es incompatible con tratar de explicarse por qué hay especies que mueren en el momento mismo de reproducirse por primera y última vez, y otras que sobreviven para volver a reproducirse en la siguiente temporada. Las únicas explicaciones convincentes son de carácter mecanicista. Pero no está mal preguntarse por las leyes de la naturaleza. Bienvenido. La tradición científica consiste en eso. Si un alumno te preguntara por qué hay especies cuyos individuos desaparecen en el instante de dar paso a la siguiente generación, mientras que otras no lo hacen, ¿qué le responderías? Intentaría contestar a esa pregunta. Pero la respuesta, de entrada, es «no lo sé». ¿Y a partir de ese «no lo sé»? A partir de ahí, especulemos. Adelante. Sexo, muerte y altruismo. He ahí los tres problemas a los que se enfrenta el neodarwinismo.
  10. el salmón se reproduce y muere porque es semélparo. Tú no, tú eres iteróparo, de iterum («repetir») y parum («engendrar»). En resumen, que puedes reproducirte varias veces antes de morir. Lo que genera muchos problemas de orden económico y sentimental. ¿Pero qué es una vida sin problemas? Déjate de sentimentalismos. ¿Sabes por qué he pedido que nos sirvieran este plato en hojas de bambú? Todavía no, pero ya voy viendo que esta comida, al contrario que la vida, está repleta de sentido.El bambú no se reproduce habitualmente por semillas. Crece mucho, es una planta invasiva, pero crece porque la raíz rebrota una y otra vez. Puedes incluso coger un tallo, cambiarlo de continente y volverá a crecer y a invadir grandes extensiones, si no lo controlas. No es un árbol, es una hierba, una gramínea, aunque sea leñosa. Una hierba brutal, prehistórica. Vive cien o ciento cincuenta años; un día, de repente, florece y muere. Ahí tenemos un problema de sexo: ¿por qué florecer y cruzarse con lo bien que le iba clonándose? ¿Por qué, de súbito, necesita una polinización de la que había venido prescindiendo durante décadas? Quizá para evitar la endogamia . La biología no sabe nada de endogamia. Nosotros sabemos que la endogamia es destructiva. Nosotros sí, pero la naturaleza no tiene ojos para el futuro. No mira, no planifica. Anota esta frase, que es mía: «La evolución no busca, pero encuentra».
  11. —¿Muerte programada? ¿Conoces el agave? Sí, es esa especie de cactus del que sale el tequila. Vive muchos años; un día, de pronto, le sale un tallo con flores: fructifica y muere. Como el bambú. Seguramente el bambú florece cuando se dan las circunstancias favorables. A lo mejor no se dan en cien años. Pero cuando se dan, se reproduce y muere. ¿Por qué? ¿Porque la naturaleza es sabia? El paleontólogo ríe llevándose la copa a los labios y añade con tono de sarcasmo: La Pachamama y todo eso, la madre naturaleza. Qué, si no. La selección natural, la guadaña de la muerte trabajando a destajo. Si no hay dirección de orquesta, ¿por qué la vida no colapsa?  Un epicúreo diría que porque es una máquina perfecta que se ha hecho a sí misma. Una máquina perfecta en la que hay unas especies que mueren al parir, otras que sacan adelante a sus crías, unas que viven un mes y otras que viven setenta años… Y todo ese aparente caos, que funciona como un reloj, lo ha construido la selección natural. Eso es, con dos cojones. La selección natural. Estoy dispuesto a aceptarlo,  pero me surgen numerosas dudas. No busques el sentido. Conviértete en un epicúreo, disfruta de lo que eres. Te han regalado la consciencia, que es uno de los productos más raros de la evolución. No hay más. Procura que no te manipulen y ya.
  12. Toma nota de esto: el pulpo vive dos o tres años y este animal, ciento cuarenta. Aparentemente, obsolescencia programada en los dos casos. Pero eso es un misterio. ¿Quién programa la longevidad de una especie?  Es un hecho que cada especie tiene la suya. Y uno no puede dejar de preguntarse por qué esta especie sí y esta otra no, sea cual sea la respuesta. Si te preocupa mucho, apúntate a las teorías de la Pachamama. La Tierra como un organismo dotado de inteligencia y todo eso. Lo cierto es que, por debajo de toda esta variedad, de todo este caos, se percibe una unidad brutal. Se percibe la existencia de un sistema. Un ecosistema es tanto más complejo cuantos más elementos tiene. A mayor complejidad, más propiedades. Habría que enseñar biología de sistemas a los políticos porque, a mayor complejidad, mayor potencialidad.
  13. En la naturaleza, como ya hemos hablado, no hay vejez, no hay decrepitud, solo hay plenitud o muerte. El bogavante es eterno, pero muere. ¿Por qué? En la naturaleza se muere por accidentes, por infecciones, por parásitos, por hambre o por depredación. Tarde o temprano, todos caen, como los tubos de ensayo o las copas. En la naturaleza no existe la enfermedad crónica. Ningún animal alcanza la edad en la que se desarrollan estas enfermedades, que son propias del ser humano. La mayoría de las enfermedades crónicas se producen después de los sesenta años y tienen que ver con problemas cardiovasculares, respiratorios o procesos degenerativos del sistema nervioso. En la naturaleza no existen las enfermedades crónicas porque nadie llega a viejo.
  14. Uno: en la naturaleza no existe la vejez porque nadie llega a viejo y la selección natural está incapacitada para ver lo que pasa después. Dos: así las cosas, procura darlo todo de joven, ajusta tus esfuerzos reproductores a tu esperanza de vida. Si perteneces a una especie que va a vivir ciento cuarenta años, dosifícate. Si vas a vivir tres años, dalo todo, como en una carrera de cien metros. Hazte semélparo. Y apunta, junto al de Medawar, este otro nombre, que saldrá en el futuro: Williams, George C. Williams. Este biólogo publicó, en los años sesenta del pasado siglo, un estudio acerca de la longevidad sobre el que volveremos a menudo. Pero ahora voy a detenerme en algo que dijo en ese trabajo que es muy importante para nuestro libro. Si la muerte está programada, si se debe a una causa interna, si es intrínseca a la especie, entonces estamos salvados, aunque parezca un contrasentido. Estaremos salvados porque habrá solo unos pocos genes que serán responsables de esa muerte programada, quizá solo uno. Bastaría con modificarlo para devenir inmortales. Solo tendríamos que preocuparnos de las causas de muerte extrínsecas, como el hambre, los accidentes, los depredadores, las guerras, las pandemias, incluso los meteoritos. Si las esquiváramos, no moriríamos nunca, seríamos como vasos que no se rompen porque no corren riesgos. Pero si el envejecimiento y la muerte se deben a la acumulación de múltiples genes, al modo que decía Medawar, si la causa es ese lastre genético, entonces estamos perdidos, porque tendríamos que ir modificando uno a uno todos esos genes que se fueron acumulando porque no los veía la selección natural en la Prehistoria. Y si son muchos genes, como parece probable, nunca seremos inmortales. La conclusión de Williams es esa: no hay nada que hacer. Uno preferiría creer en la muerte programada, pero Williams nos dice que perdamos la esperanza. Por lo tanto, tendremos que averiguar si tiene o no tiene razón. ¿Muerte programada o lastre genético? Esa es la cuestión.
  15. —La explicación se encuentra en una teoría conocida como «la hipótesis de la abuela», según la cual la ayuda que las abuelas prestaban a la crianza de los nietos en la Prehistoria justifica la menopausia. En el Paleolítico, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, los que llegaban a adultos morían en torno a los setenta años. Esa es la longevidad de nuestra especie. Que no hay que confundir, no me cansaré de insistir en ello, con la esperanza de vida. Después de los setenta nos pasa como a los animales domésticos: que prolongamos la vida a base de cuidados, pero ya no se trata de la vida natural, sino de una vida asistida. Vale. Si una mujer tuviera un hijo a los sesenta, se quedaría huérfano porque la madre moriría cuando el niño tuviera unos diez años. ¿Pero por qué está programada la menopausia? Por eso mismo, porque tener hijos en edades próximas a los setenta sería un despilfarro, una inversión de energía absurda, porque lo más probable es que el hijo quedara huérfano y muriera. Los huérfanos, en el Paleolítico, y no solo en el Paleolítico, tienen muy pocas probabilidades de sobrevivir.
  16. —La alternativa a la teoría de la muerte programada es la teoría Medawar/Williams, de la que ya hemos hablado. La muerte y la vejez, dicen ellos, no están programadas. Son simplemente el resultado de la acumulación de muchísimas mutaciones que la selección natural no ha podido eliminar a lo largo de nuestra historia evolutiva porque se expresan muy tarde, cuando ya no vive casi nadie, y quedan fuera de su radar. Y también el precio que hay que pagar por ser dioses en la juventud. No hay esperanza de inmortalidad en esa teoría.
  17. Hay especies milenarias, eternas, tanto en el mundo vegetal como en el animal, porque son especies que no dejan nunca de crecer y cuanto más crecen mayor es su capacidad reproductora. Y hay especies de crecimiento limitado, como la nuestra, en las que en un momento equis el crecimiento se detiene, lo que coincide con el comienzo de la reproducción; a partir de ese momento se mantiene la capacidad reproductora, pero no va a más. En todo caso, va a menos. Eso de que hay especies que no dejan nunca de crecer parece sacado de un relato fantástico. Dime una. El tejo, por ejemplo, en el mundo vegetal, y el bogavante, del que dimos buena cuenta también cuando el caviar, en el mundo animal. En ese caso debería haber por ahí bogavantes milenarios del tamaño del Empire State. Los habría de no ser por la teoría de los tubos de ensayo de Medawar. ¿No recuerdas la copa que se le rompió al camarero en aquel restaurante?
    —Perfectamente.
    —Nos dijo que en seis meses se rompían la mitad de las copas; en un año, quedaba la cuarta parte; en año y medio, la octava parte y así de forma sucesiva. Al final desaparecían todas, pero por causas externas. En aquella comida te dije que el pulpo vivía dos años, curioso, ¿no? Luego pedí que nos trajeran caviar para hablar del esturión, que vive más de cien años sin mostrar ningún signo de envejecimiento, aunque algunos tienen mala suerte y caen en una red. El salmón del Pacífico, sin embargo, muere en la primera freza… Como ves, hay una cantidad enorme de longevidades y cada cual tiene su explicación.
  18. Hay especies milenarias, eternas, tanto en el mundo vegetal como en el animal, porque son especies que no dejan nunca de crecer y cuanto más crecen mayor es su capacidad reproductora. Y hay especies de crecimiento limitado, como la nuestra, en las que en un momento equis el crecimiento se detiene, lo que coincide con el comienzo de la reproducción; a partir de ese momento se mantiene la capacidad reproductora, pero no va a más. En todo caso, va a menos. Eso de que hay especies que no dejan nunca de crecer parece sacado de un relato fantástico. Dime una. El tejo, por ejemplo, en el mundo vegetal, y el bogavante, del que dimos buena cuenta también cuando el caviar, en el mundo animal. En ese caso debería haber por ahí bogavantes milenarios del tamaño del Empire State. Los habría de no ser por la teoría de los tubos de ensayo de Medawar. ¿No recuerdas la copa que se le rompió al camarero en aquel restaurante? Perfectamente. Nos dijo que en seis meses se rompían la mitad de las copas; en un año, quedaba la cuarta parte; en año y medio, la octava parte y así de forma sucesiva. Al final desaparecían todas, pero por causas externas. En aquella comida te dije que el pulpo vivía dos años, curioso, ¿no? Luego pedí que nos trajeran caviar para hablar del esturión, que vive más de cien años sin mostrar ningún signo de envejecimiento, aunque algunos tienen mala suerte y caen en una red. El salmón del Pacífico, sin embargo, muere en la primera freza… Como ves, hay una cantidad enorme de longevidades y cada cual tiene su explicación.
  19. Según los darwinistas, no hay una causa de la vejez. Tus huesos están diseñados para que duren setenta años. Eso suena a programación. Suena, pero no lo es. Es que los humanos, en el Paleolítico, no vivían más de setenta años. Te puse en el desguace el ejemplo de los coches. Si por causas extrínsecas, porque no paran de darse hostias, ningún coche durara más de diez años, ¿qué sentido tendría producir piezas que duraran veinte? Todo parece programación, pero no hay programación, hay selección natural. En ciencia, Millás, tienes que pensar siempre al revés. Parece que es el Sol el que gira alrededor de nosotros, pero no. Parece que la Tierra es plana, pero tampoco. Tardamos siglos en darnos cuenta de esas dos evidencias. Recuerda la frase de Niels Bohr a su discípulo: «Su teoría es disparatada, pero no lo suficientemente disparatada como para ser cierta». Vale. En la selección natural, tenlo siempre presente, solo es el individuo el que cuenta, no hay nada que vaya contra el individuo o sus genes. ¿La selección nunca trabaja para la especie? Es que la especie no se sabe lo que es, es una abstracción. La selección natural deja a los mejores individuos, entendiendo por mejores a los mejor adaptados a sus nichos ecológicos correspondientes, claro. Es decir, a los mejores conejos, a los mejores linces, a los mejores ciervos, a los mejores elefantes. A los mejores en lo suyo. ¿Quiénes tendrán hijos por lo tanto? Los mejores lo que redundará en la mejor adaptación de la especie. Como efecto colateral pero no porque haya una programación previa. No hay una mente pensante. La selección natural, de hecho, no selecciona: criba. Anota ese matiz si crees que queda más claro. Es diabólico. Por volver a nuestro tema, todo apunta a que la vejez y la muerte están programadas, no me digas que no.
    —No te digo que no porque la percepción es esa, del mismo modo que la percepción es que la Tierra es plana, pero se trata de una percepción falsa. Vuelve, para comprenderlo, a las causas externas de la muerte: un conejo no vivirá más de tres años mientras haya depredadores y limitación de recursos. No hay comida en el ecosistema para todos los conejos que paren las conejas. Por lo tanto, lo que ocurra después de esos tres años da igual, la selección natural no lo puede ver y no se ocupa. A partir de esa edad en la que ya debería estar muerto, se empieza a manifestar todo el lastre mutacional del que ya hemos hablado: la artrosis, las cataratas, lo que quieras. Eso es la vejez. Exacto.¿La vejez no tiene entonces una causa general? No. Son genes distintos que van actuando aquí y allá provocando déficits a los que la medicina, en nuestro caso, va poniendo remedio. Parcialmente. Bueno, parcialmente, pero no está mal. Te ponen una prótesis de cadera, te colocan una lente intraocular, te dan pastillas para el colesterol o la tensión, te implantan un stent cardiaco, un marcapasos… Y con todos esos parches alargamos y mejoramos la vida. Pero a nivel celular, nada. Se estima que con todos estos arreglos parciales muchos de los que nacen ahora podrán pasar de los cien años. Por eso, siempre digo que yo estaría encantado de que la muerte estuviera programada porque, de ser así, no habría más que dar con el modo de desprogramarla.
  20. Los molinos se están colocando sin ningún control en los paisajes de nuestros abuelos. Todo su legado está siendo mancillado, destruido. Todo lo que antes era un paraje verde ha desaparecido por la intromisión de estos monstruos. Los de la última generación llegan a tener doscientos ochenta metros de altura. Al final, el paisaje se destruye para siempre, lo que conduce a una destrucción medioambiental masiva de aves rapaces, entre otras. Chocan con sus aspas y se parten en dos. ¿Cuánto pagan por molino? ¡Uuuuuf! Creo que lo mínimo está en seis mil euros o más al año. Si tienen diez, ingresan sesenta mil, tirando por lo bajo. Hay ayuntamientos que recaudan tanto dinero que no saben qué hacer con él y se dedican a podar el bosque para que los árboles queden bonitos. ¿Los molinos solo están en terrenos municipales? No me consta que los haya en terrenos privados. Todo lo que se pretende meter aquí afecta al terreno público. Todos los pueblos están en contra. No quieren que pongan más molinos. No quieren el dinero porque, al final, con ese panorama, ¿quién va a venir aquí? ¿Quién arreglará esa casa que se está hundiendo? ¿Quién construirá un hotel rural? ¿Quién hará turismo de familia con todo eso ahí? ¿Cómo sobreviviría un Paleolítico vivo en un lugar rodeado de molinos? Es antinatural. Se trata de una energía preciosa, limpia, pero España tiene mucho litoral para sacar los molinos, como hacen los ingleses. En el litoral no harían tanto daño. Es injusto además que en lugares como el País Vasco o Cantabria no estén colocando casi ninguno. A los tontos de Castilla nos ponen los molinos, nuestro paisaje queda destrozado, pero quien se beneficia de esa energía limpia no somos nosotros, sino el resto del país.
  21. hay, efectivamente, un nivel de selección por encima del individuo: la selección de grupo. ¿Y eso lo admite el darwinismo? ¡Qué remedio! Es la única explicación posible para entender esto del sexo. De modo que el sexo existe no porque convenga a los individuos, sino porque le viene bien a la especie. ¡Ya sabemos para quién follamos! Imagina que esos bisontes son clones y que no evolucionan. De hecho, casi lo son por culpa de la consanguinidad. Hay cruce sexual, pero no hay diversidad genética: los genes del macho son casi iguales que los de la hembra. A todos los efectos, podemos decir que son clones. Oye , ha empezado a llover otra vez, nos vamos a calar.
    —No importa, luego nos secamos. Escucha esto: a su alrededor, alrededor de esos bisontes, todo cambia. Los lobos, por ejemplo, se hacen más rápidos, más fuertes y mejores; el clima se modifica y, en vez de robles, proliferan las coníferas. Por supuesto, los hongos, los protozoos, las bacterias, los parásitos y los virus van evolucionando para ser más eficaces en lo suyo, que es vivir y reproducirse a costa de otros. Pero los bisontes siguen igual. En esta carrera armamentística, ellos devienen cada vez más débiles. Vale. Se llama teoría de la Reina Roja. En A través del espejo hay una reina de ajedrez roja. En un momento dado, Alicia y la reina roja están junto a un árbol. La reina le coge la mano a Alicia y dice: «Vamos a correr». Corren y corren cada vez más deprisa. Alicia se asfixia. Grita: «Ya no puedo más, paremos». Se paran y Alicia exclama con sorpresa: «Pero si estamos en el mismo sitio, junto al mismo árbol». «¿Y qué tiene de extraño?», pregunta la reina. «En el país del que yo vengo, cuando corres terminas en otro sitio». «El tuyo debe de ser un país muy lento», dice la reina. Es decir, que desde el punto de vista evolutivo hay que correr mucho para quedarse en el mismo sitio. Ahí lo tienes. Si todos corren y tú te quedas parado, te comen todos los que tienen reproducción sexual. Tiene que haber variabilidad para que se seleccionen los mejores y las mejores combinaciones. Si te quedas quieto, kaputt. O sea, que llevas diciéndome toda la vida que a la selección solo le importa el individuo y ahora resulta que también está preocupada por la especie.
  22. Has dicho que hay una selección por encima del individuo: la selección de grupo. Cierto. A Jacques Monod le dieron el Nobel junto a François Jacob y André Lwoff. Jacob dice que en los animales hay tres tipos de memoria: la del sistema nervioso (la experiencia que se almacena en las neuronas), la del sistema inmunitario (te infectas por un patógeno y, si sobrevives, te queda un recuerdo que es una forma de vacuna, pues has desarrollado defensas contra él) y la memoria filogenética, que es la memoria evolutiva: ese árbol que ves ahí tiene en sus genes memoria de sus antepasados, procede de sus antepasados modificados. Hay una diferencia importante entre estos tres tipos de memoria. Con la que se almacena en la del sistema nervioso y en la inmunitaria aprendes de los errores: una vaca se da un calambrazo en el pastor eléctrico y no vuelve a acercarse. Si contraes una gripe, el sistema inmunitario aprende a defenderse del virus. Pero con la memoria evolutiva solo se aprende de los éxitos, jamás de los errores. El error es la muerte. La extinción. La genética de la especie es el resultado de los antepasados, que aprendieron de los éxitos y solo de los éxitos. No hay segundas oportunidades. Pero el sexo no aparece «para» nada. Olvídate de una vez por todas del «para». Hay especies sexuales y especies asexuales. Punto. Ocurre que a las especies asexuales, cada cierto tiempo, les va mal en la evolución. Aparecen y desaparecen porque antes o después se produce un cambio climático o se manifiesta un agente patógeno a los que no se pueden adaptar. No es que haya sexo para que dentro de millones de años, si se produce un cambio climático… No. La evolución no tiene ojos para el futuro. Se producirá un cambio climático o aparecerá un patógeno y las especies que no tengan variación genética y reproducción sexual desaparecerán.
  23. Deja espacio a los que vienen. Eso hay que concretarlo. Se dice que la muerte es adaptativa porque controla el tamaño de la población. En Cabañeros vimos que no. Los ciervos no se autorregulan. Proliferan hasta que se lo comen todo. ¿No has visto ese documental en el que se cuenta cómo la reintroducción de lobos en Yellowstone redujo drásticamente la población de ciervos e hizo que se recuperara la vegetación esquilmada? Pero la mosca del vinagre, por poner un ejemplo, envejece de un modo muy parecido al del ser humano. Cierto. Y el pulpo y el salmón del Pacífico mueren muy rápidamente después de la reproducción, sí, pero con todos los estigmas de la vejez. Literalmente mueren de viejos. ¿Podríamos decir entonces que la vejez está programada? Hay argumentos para el debate y tú acabas de proporcionar uno. Hay que dar un poco de cancha a los partidarios de la Pachamama . De todos modos, no olvides que la hipótesis de la muerte programada implica la existencia de un algoritmo genético encargado de esa programación y que no habría más que hackearlo para conquistar la vida eterna. Ahora bien, si no hay muerte programada y cada una de los miles de enfermedades de las que morimos dependiera de un algoritmo genético distinto, habría que hackearlos todos. Complicado. Los partidarios de la muerte programada, en fin, te están prometiendo una vida eterna que antes te prometía la religión. Hemos cambiado de proveedor, no de objeto.
  24. Toma nota bien de esto: los chimpancés y nosotros tenemos el mismo número de genes, unos veinte mil. Las diferencias entre las dos especies se encuentran tan solo en un uno por ciento de los genes, el noventa y nueve por ciento restante son idénticos. Hasta no hace mucho, se pensaba que la diferencia entre los genes de un chimpancé y los nuestros era enorme, no digamos la diferencia entre la mosca del vinagre y los seres humanos. Ahora sabemos que no, que incluso con la mosca del vinagre las diferencias no son tan grandes. Deduzco de ahí que el aumento de la longevidad en el ser humano no depende tanto del número de genes que han mutado como de su regulación. ¿Qué entendemos por regulación? Los genes son como interruptores de la luz. Pueden estar en on o en off. Decimos de los que están en on que se expresan. De modo que hay genes apagados y genes encendidos o genes que se expresan y genes que no se expresan. ¿Cómo se explica que habiendo una diferencia genética tan pequeña entre los chimpancés y nosotros seamos tan distintos en términos de anatomía y de conducta?
  25. Un musulmán muere en el norte de África y el ulema que se dispone a enterrarlo dice: «Si la muerte no fuera inevitable, el hombre habría perdido su vida entera evitándola. No habría arriesgado ni intentado ni emprendido ni inventado ni construido nada. La vida habría sido una perpetua convalecencia. Sí, hermanos, demos gracias a Dios por habernos dado el regalo de la muerte para que la vida tenga un sentido; la noche, para que el día tenga un sentido; el silencio, para que la palabra tenga un sentido; la enfermedad, para que la salud tenga un sentido; la guerra, para que la paz tenga un sentido. Agradezcámosle que nos haya dado el cansancio y las penas, para que el descanso y las alegrías tengan un sentido. Démosle gracias. Su sabiduría es infinita».